martes, 20 de abril de 2010

DECLARACIONES DEL CARDENAL JAIME ORTEGA

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Subject: Declaraciones del cardenal Jaime Ortega


NUESTRA VOZ ES UN LLAMADO AL DI�LOGO


En esta foto tomada 28 de marzo del 2010, el cardenal Jaime Ortega de Cuba ofrece un discurso durante la misa del domingo de Ramos en La Habana. Ortega dijo que el pa�s est� en una de sus peores crisis en los �ltimos tiempos y que su gente est� demandando cambios pol�ticos y econ�micos lo m�s pronto posible.

Javier Galeano / AP

Foto


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Entrevista con el cardenal Jaime Ortega, arzobispo de La Habana

http://www.palabranueva.net/contens/pn_notic.htm#1011

Para cualquiera que preste atenci�n a lo que acontece en Cuba hoy, sea cubano o extranjero, est� claro que atravesamos uno de los momentos m�s singulares de nuestra historia. Por mucho que se insista en lo contrario, hay imprecisiones en los contornos econ�micos, pol�ticos, culturales y hasta religiosos que condicionan la vida nacional. A lo anterior habr�a que a�adir el lugar que ocupa la Iglesia en medio de la sociedad cubana: mientras para algunos dice demasiado, otros consideran que dice poco.

Con esta entrevista al cardenal Jaime Ortega, Palabra Nueva ofrece no solo el criterio oportuno de nuestro arzobispo y pastor en relaci�n con el momento que vivimos, sino que en su palabra se reitera, una vez m�s, el llamado de la Iglesia al di�logo y la reconciliaci�n entre todos los cubanos.

Orlando M�rquez



Palabra Nueva: Se�or cardenal, recientemente los medios nacionales dieron amplia difusi�n a una reuni�n en la que estuvieron presentes los pastores y l�deres de pr�cticamente todas las confesiones religiosas presentes en Cuba junto al presidente Ra�l Castro, la se�ora Caridad Diego, jefa de la Oficina de Asuntos Religiosos, otros altos funcionarios cubanos, as� como el religioso dominico brasilero frei Betto. Pero no hubo obispos ni representantes de la Iglesia cat�lica en Cuba en ese encuentro. Esto ha generado en muchos algunas dudas o preguntas sobre la posici�n de la Iglesia en relaci�n con el gobierno cubano. �A qu� se debe la ausencia de la Iglesia cat�lica en estos eventos?

Cardenal Jaime Ortega : Para este acto recibimos invitaci�n tanto los obispos auxiliares como yo y otros miembros del clero y algunos religiosos y religiosas, pero declinamos asistir por tratarse de una conmemoraci�n de dos eventos no relacionados directamente con la Iglesia Cat�lica. Uno es el aniversario de una reuni�n efectuada por el presidente Fidel Castro hace veinte a�os con el Consejo de Iglesias de Cuba, al cual no pertenece la Iglesia Cat�lica. El otro hecho conmemorado conjuntamente, fue la publicaci�n en Cuba del libro �Fidel y la religi�n� de frei Betto, que tampoco nos implicaba directamente a nosotros como Iglesia, si bien este libro contiene varias acertadas respuestas de Fidel que tienen valor a�n hoy, con respecto a temas pendientes en las relaciones Iglesia-Estado, como son varios aspectos de la educaci�n cat�lica. Pero no creemos que esta conmemoraci�n justificara una convocatoria tan amplia de distintas confesiones religiosas, representantes de cultos sincr�ticos, espiritistas y a�n dirigentes de la masoner�a, que no constituye esta �ltima una religi�n.

Creo que lo �nico que tienen en com�n esas manifestaciones religiosas, animistas o asociativas, es el hecho de ser atendidas todas por la misma Oficina de asuntos religiosos del Comit� Central del Partido Comunista de Cuba. Pero esta oficina, que presta servicios a los distintos sectores religiosos, pararreligiosos o asociativos de Cuba, no constituye una especie de m�ximo organismo que re�na, con un mismo fin, a los distintos grupos que le estar�an subordinados.

P.N.: En ese mismo encuentro se evocaban palabras del ex presidente Fidel Castro en la entrevista concedida a frei Betto hace veinte a�os y recogida en el libro que usted menciona, concretamente su llamado a una �alianza estrat�gica� entre cristianos y marxistas para hacer frente a los males de Am�rica Latina. Pero ahora la �alianza estrat�gica� ser�a una alianza definitiva entre cristianos cubanos y las autoridades en Cuba para trabajar, se dijo, por el bien de la sociedad. Como la Iglesia no estuvo en ese encuentro, �qu� responde a esa invitaci�n a establecer una alianza estrat�gica definitiva con el gobierno por el bien de la sociedad?

C.J.O.: En efecto, se habl� en esa ocasi�n de una alianza estrat�gica, con el Estado cubano y con vistas al bien del pueblo, por parte de los distintos grupos all� reunidos.

Nunca he aceptado esos t�rminos para considerar la acci�n propia de la Iglesia dentro de la sociedad y sus relaciones con los poderes del Estado, porque tienen resonancias militares o pol�ticas en nada conformes para desarrollar las relaciones de la Iglesia con el Estado, pues la posibilidad de actuar en la sociedad, de servir a los hombres y mujeres que viven en nuestro pa�s, no depende de un pacto social expreso o t�cito de la Iglesia con el Estado.

La acci�n de la Iglesia dentro de la sociedad pertenece al orden de los derechos y el derecho a la libertad religiosa est� reconocido claramente en la Constituci�n vigente en Cuba. Es dentro de ese propio marco constitucional, seg�n su misma identidad y su modo propio de proceder, que la Iglesia Cat�lica despliega su misi�n en Cuba en pro del bien com�n. En la b�squeda del bien com�n puede la Iglesia coincidir con instituciones oficiales o privadas, con organismos internacionales de ayuda, etc., que colaboran al bien general de la naci�n cubana; pero ni vertical ni horizontalmente la acci�n de la Iglesia se funda en alianza alguna, sino que brota del derecho que tiene el cuerpo eclesial de hacer presente el amor de Jesucristo en el mundo de hoy seg�n su propia misi�n.

P.N.: Cuando la Iglesia habla de bien com�n, habla tambi�n de una serie de condiciones favorables que permitan el desarrollo pleno de la persona que vive en sociedad. En las dif�ciles condiciones que atraviesa el pa�s hoy, �c�mo puede ayudar la Iglesia en la b�squeda del bien com�n para toda la sociedad?

C.J.O.: Nuestro pa�s se encuentra en una situaci�n muy dif�cil, seguramente la m�s dif�cil que hemos vivido en este siglo xxi . En la prensa de Cuba aparecen opiniones de todo tipo respecto al modo de buscar salidas para las dificultades econ�micas y sociales de este momento.

Muchos hablan del socialismo y sus limitaciones, algunos proponen un socialismo reformado, otros se refieren a cambios concretos que hay que hacer, a dejar atr�s el viejo estado burocr�tico de tipo estalinista, otros hablan de la indolencia de los trabajadores, de la poca productividad, etc. Pero hay un denominador com�n fundamental en casi todos los opinantes: que se hagan en Cuba los cambios necesarios con prontitud para remediar esta situaci�n. Yo creo que esta opini�n alcanza una especie de consenso nacional y su aplazamiento produce impaciencia y malestar en el pueblo.

Las dificultades de la crisis econ�mico-financiera internacional hicieron su aparici�n justo en el momento en que tres huracanes afectaban a Cuba dejando numerosas p�rdidas.

Tanto estas realidades nuevas, como el ya semicentenario bloqueo por parte de Estados Unidos, se suman a las perennes dificultades econ�micas de Cuba provenientes de las limitaciones del tipo de socialismo practicado aqu� y configuran un panorama a veces sombr�o

P.N.: Perd�n� �Cree verdaderamente que el conflicto con Estados Unidos marca de modo determinante la vida de los cubanos?

C.J.O.: Creo que un di�logo Cuba-Estados Unidos ser�a el primer paso necesario para romper el c�rculo cr�tico en que nos encontramos.

Al comienzo de su gesti�n el presidente Ra�l Castro propuso a los Estados Unidos este di�logo sin condiciones y sobre todos los temas, incluyendo los derechos humanos, y ha repetido su propuesta en m�s de una ocasi�n.

En su campa�a pol�tica presidencial, Barack Obama tambi�n indic� que cambiar�a el estilo al uso y buscar�a ante todo hablar directamente con Cuba.

En esos momentos crecieron las expectativas del posible encuentro entre ambos pa�ses. Sin embargo, despu�s de llegar al poder, el nuevo presidente norteamericano ha repetido el viejo esquema de gobiernos anteriores: si Cuba hace cambios con respecto a derechos humanos, entonces los Estados Unidos levantar�an el bloqueo y se abrir�an espacios para un di�logo ulterior.

Si bien se dieron pasos importantes que modificaron algunas medidas contraproducentes impuestas por el anterior gobierno, con el tiempo se alter� la propuesta preelectoral. De nuevo la antigua pol�tica prevaleci�: comenzar por el final. Estoy convencido que lo primero debe ser encontrase, hablar y en el avance del di�logo se dar�an pasos que puedan mejorar las situaciones dif�ciles o superar los puntos m�s cr�ticos. Este es el modo civilizado de enfrentar cualquier conflicto.

P.N.: En las �ltimas semanas esta situaci�n de enfrentamiento se ha agudizado, espec�ficamente a partir de la muerte del preso Orlando Zapata Tamayo debido a una huelga de hambre. Al menos otro ciudadano cubano se ha sumado a este tipo de protesta, las esposas y madres de los presos pol�ticos se manifiestan por sus seres queridos, a lo que el gobierno cubano responde con firmeza� Todo esto enrarece a�n m�s el ambiente. �Es posible un di�logo en estas condiciones?

C.J.O.: El hecho tr�gico de la muerte de un prisionero por huelga de hambre ha dado lugar a una guerra verbal de los medios de comunicaci�n de Estados Unidos, de Espa�a y otros. Esta fuerte campa�a medi�tica contribuye a exacerbar a�n m�s la crisis. Se trata de una forma de violencia medi�tica, a la cual el gobierno cubano responde seg�n su modo propio.

En medio de esto �qu� puede hacer la Iglesia por el bien com�n? Ciertamente su misi�n le impide sumarse simplemente a una de las dos partes enfrentadas, con prop�sitos pol�ticos de desestabilizaci�n de un lado, y con el consecuente atrincheramiento defensivo de otro. Lo que nos corresponde como Iglesia es invitar a todos a la cordura y a la sensatez para que se pacifiquen los �nimos.

Sabemos que un llamado a la Paz es, hist�ricamente, in�til en el fragor de una guerra. Pero es el llamado que siempre ha repetido la Iglesia en todo tiempo y ante cualquier conflicto. El Papa Pablo VI acu�� una frase que tiene aqu� toda su validez: �Di�logo es el nuevo nombre de la Paz �. Porque en medio de ese fuego cruzado de palabras y argumentos resulta afectado el pueblo, cansado y deseoso de un presente y un futuro m�s sereno y pr�spero. Si nuestra voz fuera escuchada, necesariamente tendr�a como contenido un llamado al di�logo.

Este llamado lo hicimos los obispos de Cuba en nuestra nota que lamentaba la tr�gica muerte de Orlando Zapata, en la que ped�amos �a las autoridades que tienen en sus manos la vida y salud de los prisioneros, que se tomen las medidas adecuadas para que situaciones como �stas no se repitan y, al mismo tiempo, se creen las condiciones de di�logo y entendimiento id�neo para evitar que se llegue a situaciones tan dolorosas que no benefician a nadie y que hacen sufrir a muchos�. Esta disposici�n conciliadora, aunque parezca mostrarse infructuosa, es la misma que repetimos en el caso de Guillermo Fari�as, el otro ciudadano cubano que se ha sumado a este modo de protestar: pedirle que abandone la huelga de hambre.

P.N.: En este ambiente de acci�n-reacci�n, hemos visto incrementarse entre nosotros las respuestas con alguna forma de violencia contra quienes expresan en Cuba sus desacuerdos o reclamos, espec�ficamente en el muy comentado caso de las Damas de Blanco. �Qu� piensa de esto?

C.J.O.: No es el momento de atizar las pasiones. Por eso resultan penosos los actos de repudio hacia las madres y esposas de varios presos, a las cuales se unen ahora otro grupo de mujeres, conocidas todas como las Damas de Blanco.

Despu�s de los dolorosos actos de repudio ocurridos con ocasi�n del �xodo de El Mariel en 1980, pensaba que �stos no retornar�an m�s a nuestra historia nacional. En aquella ocasi�n, los obispos nos entrevistamos con un alto funcionario del gobierno que, tras escuchar nuestras consideraciones sobre esos actos, nos dijo: �pueden irse tranquilos, estos actos tienen que acabarse y ser� muy pronto�. En efecto, los actos de repudio desaparecieron poco despu�s en aquella ocasi�n. Pero con sorpresa vimos que alg�n tiempo despu�s estas acciones comenzaron a aparecer de nuevo en la escena nacional, y tambi�n entre cubanos del sur de la Florida frente a otros cubanos de pensamiento diverso, o artistas procedentes de Cuba, etc. No debe quedar en nuestra historia como pueblo este tipo de intolerancia verbal, y a�n f�sica, como rasgo caracter�stico del cubano. De hecho son siempre pocos quienes escenifican estos actos que no indican el sentir de la mayor�a.

P.N.: Volviendo a los presos pol�ticos. Recuerdo que a ra�z de las detenciones y juicios sumarios del a�o 2003, tanto la Santa Sede como los obispos cubanos pidieron a las autoridades gestos significativos de clemencia, gestos humanitarios para con personas que hab�an recibido largas sentencias y eran enviados muy lejos de sus casas. �Contin�a la Iglesia expresando su inter�s por estas personas? �Hay algo nuevo al respecto?

C.J.O.: Respecto a los presos por causas pol�ticas, la Iglesia ha hecho hist�ricamente todo lo posible porque sean puestos en libertad, no s�lo los enfermos, sino tambi�n otros.

Con la participaci�n de la Conferencia de Obispos Cat�licos de Estados Unidos en la d�cada de los 80 salieron de la c�rcel un buen grupo de presos, que junto con sus familiares m�s cercanos partieron para los Estados Unidos. Considerados todos juntos, prisioneros y familiares, fueron m�s de mil los que en varios vuelos costeados por los obispos norteamericanos salieron de Cuba. S�lo los que ten�an grandes delitos de sangre no recibieron visas para los Estados Unidos u otros pa�ses. A petici�n del Papa Juan Pablo II en su visita a Cuba, tambi�n un buen n�mero de presos fue puesto en libertad y emigraron cuantos recibieron visas de diversos pa�ses, con la misma reserva hacia los delitos graves por los pa�ses receptores.

Esto es lo que siempre hace la Iglesia con los presos y toda persona afectada en relaci�n con ellos, como son sus familiares. Lo mismo ha hecho con respecto a los cinco cubanos presos en Estados Unidos a solicitud de sus familiares, haciendo gestiones, hasta ahora infructuosas, para que al menos dos de las esposas que hace ya casi diez a�os que no ven a sus esposos puedan visitarlos. Con respecto a todo aquel que se encuentra en situaciones deplorables, sin analizar las causas ni las razones de su condena, la misi�n de la Iglesia es siempre la de la comprensi�n y la misericordia, actuando discreta pero eficazmente para que la situaci�n de esas personas afectadas sea superada para bien de ellas y de los suyos, aunque no siempre se logren los resultados esperados.

En suma, en este tiempo dif�cil, la Iglesia en Cuba pide la oraci�n y la acci�n de todos los creyentes para que el amor, la reconciliaci�n y el perd�n se abran paso entre todos los cubanos de aqu� y de otras latitudes.

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